Conquistador, beato cristiano y padre del gran Alfonso X el Sabio, Fernando III el Santo se conoce hoy en día como patrón de Sevilla tras su conquista en el s. XIII, lo que hace que su papel como Santo y guerrero sea prácticamente indivisible.
De Zamora e Isbilia a Sevilla
Quién nos iba a decir que un zamorano acabaría conquistando Sevilla en 1248, Fernando III llegaría con su espada la Lobera y su estandarte rojizo a la ciudad árabe de Isbilia acompañado del almirante Ramón de Bonifaz y del general Garci Pérez de Vargas para tomar la ciudad por ambos frentes: el Real Alcázar y la Torre del Oro, antigua atalaya defensiva de la ciudad.
Tras 27 meses de asedio, Isbilia fue cristianizada y, desde entonces, recibió el nombre de Sevilla. A este cambio siguieron varios que aseguraron la cristianización completa de la ciudad, como la conversión de varias mezquitas de barrio en parroquias cristianas. Haciendo que en la época de este rey y su hijo, Sevilla fuera de nuevo y totalmente cristiana.
La muerte del rey Santo y su permanencia en la historia
el 30 de mayo de 1252, moriría en los Reales Alcázares de Sevilla el rey, sucediéndole en el trono Alfonso X, el Sabio, quien continuaría su labor
Tres días tras su fallecimiento, fue enterrado el rey según su deseo en la Catedral de Sevilla, en una sepultura sin ornamentos que en origen debió pertenecer a su primo Luis, rey de Francia, pero su hijo, el Santo, quiso que a sus padres se les diera el honor merecido, recubrió ambas sepulturas sedentes con metales y piedras preciosas y, aun así no restó protagonismo al cuerpo de su padre.
Según se cuenta, el rey murió por hidropesía y su cuerpo quedó momificado de forma natural, atribuyéndose este hecho a un milagro divino. Gracias a ello, afianzó su título de Santo, y la momia quedaría retratada por Bartolomé Esteban Murillo al natural, siendo esta una de sus obras más reconocidas.
El legado y recuerdo sevillano del monarca
Ya vemos como el Santo consiguió unir casi todo a su paso. Hablamos de territorios, lenguas e incluso culturas. Además, sus restos hoy en día descansan en la Capilla Real junto a la Virgen de los Reyes, patrona de la Catedral.
A Fernando III el Santo se le debe la unificación de los reinos de Castilla y León, dando como lengua oficial el castellano, la cual asentaría su hijo Alfonso X el Sabio, quien a su vez fomentó la convivencia de las tres culturas.
Quizá por este hecho su epitafio se encuentra escrito en las 4 lenguas con las que padre e hijo intentaron fomentar la convivencia: árabe, latín, hebreo y castellano.
Si bien cada 30 de mayo, Santo del rey y festivo en la ciudad, su cuerpo queda expuesto en el Altar Mayor, La espada es llamada Lobera, ya que es muy similar a una espada de caza, hoy en día se conserva en la catedral junto a los restos del santo rey y según lo dispuso su hijo Alfonso X el Sabio, se saca en procesión por la ciudad cada 23 de noviembre, fecha que conmemora la toma de Sevilla, siempre siendo empuñada por la punta, ya que solo el rey podría tomarla de la empuñadura
Se encuentran junto a él los restos de su hijo el Sabio y también de Pedro I el Cruel. Por lo tanto, todo queda en familia.
Paseando por las calles aún se puede observar su legado:
El rojo almagra de las fachadas, color real en España, similar al de su pendón de conquista, que se añade al blanco de la cal traída por los árabes y el amarillo albero de la calcárea que hoy en día decora las plazas de toros, nos lleva hasta la actual Plaza Nueva.
Allí nos recibe una estatua ecuestre del monarca, acompañado por su hijo Alfonso X el sabio (abajo), el caballero Garcí Pérez de Vargas (derecha) el almirante ramón de Bonifaz (izquierda) y detrás del conjunto, Don Raimundo, primer Arzobispo de la ciudad.
Hay además en Puerta Jerez (o había) una lápida que reza lo siguiente: Hércules me edificó, Julio César me cercó de muros y torres altas y el rey Santo me ganó junto a Garcí Pérez de Vargas.
De esta forma, cada rincón de Sevilla queda impregnado de historia y la figura del rey Santo
Actualmente, la Capilla Real de la Catedral de Sevilla es visitable durante los horarios de culto del templo.
Desafortunadamente, en horario turístico se encuentra cerrada al público.
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