Diego de Velázquez, esencial en el arte sevillano desde 1599

Diego de Velázquez, esencial en el arte sevillano desde 1599

Velázquez fue uno de los pintores más importantes del llamado Siglo de Oro. Influido en su obra tanto por Sevilla como su ciudad natal como por Italia y Madrid, sus obras se conocen a nivel internacional.
¿Qué las caracterizaba? Hoy lo veremos.

Se forja un artista, Velázquez y los primeros pasos

Ya desde los 11 años, Velázquez dio a conocer su afición por la pintura. Comenzó como aprendiz en el taller de Francisco Herrera el Viejo y, más adelante, con Francisco Pacheco.
Esta relación no solo le proporcionará una familia, ya que Pacheco acabará siendo su suegro, pero, además, una de sus influencias mayores.

Así entró Velázquez en contacto con la luz y naturalidad en sus obras. El naturalismo y las características del renacimiento italiano se vería en varias de sus obras,

Acabaría su formación profesional en la escuela sevillana de pintura, una de las más activas de la época, donde fue influenciado por otros sevillanos notables como Murillo o Zurbarán, de los que aprende a perfeccionar la luz de sus obras y la naturalidad de las escenas cotidianas.

Con este conocimiento se lanzó a una de las obras poco conocidas, pero que ya muestran su maestría, el retrato de la familia Pacheco, donde ya puede verse como puede plasmar en el lienzo las características y la esencia propia de quien retrata,

Aunque Pacheco fuera un pintor muy bien considerado en la Sevilla de la época y veedor de pinturas sagradas para la Inquisición, además de un hombre mucho más culto de lo habitual, no hubiera pasado a la historia si no hubiera sido suegro de Velázquez.

En Sevilla sentó las bases, sobre todo, en los cuadros de temática religiosa, aunque aquellas obras que le harán una figura artística de referencia en la Corte Real de Felipe IV y su familia, incluirán desde el retrato hasta las figuras cotidianas.

Velázquez en Madrid, de aprendiz a pintor cortesano

Este nuevo nombramiento de Velázquez como pintor de la corte le llegó a su llegada en 1623, donde trabajaría en su mayoría en el Palacio Real con tan solo 20 años, donde trabajará para Felipe IV
Decoraron entonces este lugar con sus retratos de Felipe IV y su familia, además de otros cortesanos.
Para el Salón de Reinos del Buen Retiro crea “La rendición de Breda“, y para la Torre de la Parada, la galería de bufones y enanos de palacio, a los que dota de gran expresividad.

Pero si hay un lugar que fuera clave, este es la Real Academia de San Fernando, primera institución de arte oficial en España. La Academia sirvió como un centro para la educación artística y un lugar de encuentro para los pintores más importantes del país.

Velázquez fue, ante todo, un pintor barroco, pero al haber trabajado para el rey, representaba la esencia de la enseñanza en esta academia.

En relación con esta academia y con Velázquez y su influencia acabaremos encontrando a Francisco de Goya, siguiendo sus pasos, también Goya fue pintor real con importancia de la luz y el claroscuro y sus personajes en sus obras,
Asimismo, la relación con Felipe IV fue la clave para su influencia por el arte italiano, que ya comenzó con su maestro Pacheco.

Italia, los viajes de Velázquez

Este primer viaje de Velázquez a Italia fue financiado por el rey para que el pintor se formara en los puntos artísticos más importantes de Europa.
Así, Velázquez visitó Roma, Nápoles y demás ciudades entre 1629 y 1631, entrando en contacto con las obras de maestros del Renacimiento y el Barroco, como Caravaggio, Tiziano, Rafael y Miguel Ángel.

Obviamente, el principal motivo de este viaje fue el estudio del arte italiano para que el estilo del pintor se enriqueciera con el arte clásico, pero también el contemporáneo, pero quizá la principal influencia que obtuvo fuera el arte del color y las texturas de la obra de Tiziano.

Tuvo contacto con la tradición del desnudo y la representación de temas mitológicos que se puede observar en la obra La venus del espejo de 1651.

Durante el segundo viaje de Velázquez a Italia y de nuevo por orden de Felipe IV, debía adquirir obras de arte para enriquecer la colección real, sobre todo para el Real Alcázar de Madrid.
En este viaje regresaría a Roma, donde continuaría con el estudio del arte del momento y tomaría contacto con personalidades de la época que inmortalizaría en retratos como el del Papa Inocencio X de 1650.

Sin embargo, toda esta formación no siempre hizo parecer a Velázquez un pintor de éxito, sino que en la propia corte del rey, llegaron a llamarle Pintor de cabezas, ya que se rumoreaba que solo servía para realizar retratos.

Velázquez y sus obras en Sevilla

Velázquez y la Imposición de la casulla a San Ildefonso

En el Museo de Bellas Artes

  • Cabeza de Apóstol cedida por el Museo del Prado
  • Retrato póstumo del sacerdote Cristóbal Suárez de Ribera

En el Hospital de los Venerables sacerdotes y Centro Velázquez

  • Santa Rufina, realizada 1629 y 1632, patrona de Sevilla, hay representaciones de ella en iglesias como la de Santa Ana y la catedral sevillana
  • La Imposición de la Casulla a San Ildefonso, realizada para el convento de San Antonio, el el XIX estuvo en el palacio arzobispal. La obra tiene influencias del Greco.

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