Palacio de San Telmo: las leyendas paranormales más aterradoras de Sevilla.
Ecos y susurros en San Telmo: dos leyendas paranormales del palacio sevillano
El Palacio de San Telmo, una de las joyas barrocas más imponentes de Sevilla, parece tener un alma que no duerme. Sus muros, gruesos y centenarios, fueron testigos de siglos de poder, tragedias y pasiones, y hoy —pese a ser sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía— siguen despertando un extraño respeto en quienes lo cruzan al anochecer. Quizás sea la mezcla de historia y misterio, o tal vez algo más: las voces de quienes, dicen, nunca se marcharon del todo.
El edificio se comenzó a construir en 1682 como Colegio Seminario de la Universidad de Mareantes, destinado a formar a los huérfanos de marineros en el arte de la navegación. Desde entonces, su destino estuvo siempre ligado al agua, a lo imprevisible y al tránsito entre mundos. En el siglo XIX pasó a ser residencia de los duques de Montpensier, Antonio de Orleans y María Luisa Fernanda de Borbón, hermana de la reina Isabel II. Bajo su mandato, el palacio vivió una época de esplendor y, a la vez, de tragedia: muertes prematuras, melancolías y pérdidas que, según cuentan, quedaron grabadas en el aire de San Telmo.
Entre las muchas historias que envuelven el lugar, dos destacan por su persistencia y el número de testigos que aseguran haberlas sentido: la del niño que nunca se fue y la de la Dama de Blanco que vaga entre los jardines.
El niño que no se fue
Los vigilantes y trabajadores del Palacio de San Telmo coinciden en que hay zonas donde el silencio pesa distinto. Una de ellas es el ala que en otro tiempo ocupaban los hijos de los Montpensier, hoy cerrada al público. Por las noches, cuando el edificio se vacía, algunos aseguran haber escuchado el eco de risas infantiles que se alejan por los pasillos, pasos diminutos que parecen jugar entre los ecos del mármol.
La leyenda nació, al parecer, de un hecho real. Entre los hijos de los duques hubo varios que murieron jóvenes, víctimas de enfermedades o accidentes. Uno de ellos, cuentan, falleció dentro del propio palacio. Desde entonces, dicen que su espíritu permanece allí, aferrado a los lugares donde fue feliz.
Quienes han trabajado de noche en el edificio hablan de juguetes que aparecen movidos, puertas que se abren sin corriente aparente y luces que parpadean en habitaciones vacías. Un antiguo guarda relató que, al pasar por el pasillo que conecta las antiguas dependencias familiares, oyó claramente el sonido de una pelota rebotando contra el suelo. Cuando se acercó, no había nadie.
Los expertos en fenómenos paranormales que han investigado el caso sostienen que podría tratarse de una energía residual, una especie de grabación del pasado que se repite bajo ciertas condiciones. Pero otros creen que el niño, quizá por el amor o la pena de su familia, nunca quiso abandonar su hogar. Los más escépticos lo atribuyen a la sugestión, a la acústica del palacio o a las corrientes de aire que recorren sus corredores. Sea como fuere, los que han sentido esa presencia aseguran que no es maligna. Es, más bien, una compañía inocente, un alma traviesa que se resiste a desaparecer.
La Dama de Blanco
Si el niño pertenece al interior del palacio, la Dama de Blanco parece habitar sus jardines. Su figura se asocia a los terrenos que hoy conforman el Parque de María Luisa, que en otro tiempo fue parte del jardín privado de los duques. María Luisa Fernanda, tras la muerte de su esposo, decidió donar gran parte de esos terrenos a la ciudad de Sevilla, gesto que dio origen al parque tal como se conoce hoy.
Desde hace décadas, algunos paseantes aseguran haber visto, entre los senderos y los naranjos, la silueta de una mujer vestida con un largo traje blanco, de estilo decimonónico. Aparece al anochecer, siempre en silencio, con una elegancia triste, y se desvanece sin dejar rastro cuando alguien intenta acercarse.
Hay quienes afirman que es el espíritu de María Luisa Fernanda de Borbón, que aún recorre los jardines que tanto amó. Otros creen que podría ser el espectro de María de las Mercedes, la joven hija de los duques, que murió prematuramente y cuyo fallecimiento sumió a Sevilla en un profundo duelo. En cualquier caso, la leyenda de la Dama de Blanco se ha arraigado tanto que forma parte de las rutas de misterio de la ciudad.
Algunos testigos han descrito un aroma de azahar y cera antigua en el aire momentos antes de su aparición. Otros aseguran haberla visto sentada junto a una fuente, llorando en silencio. Ninguno pudo seguirla mucho tiempo: siempre desaparece, como disuelta entre la bruma que se levanta sobre los jardines en las noches de verano.
Entre lo visible y lo invisible
El Palacio de San Telmo ha sido escenario de la historia política, social y artística de Sevilla. Por sus salones han pasado reyes, diplomáticos, escritores y músicos. Sin embargo, pese a su brillo oficial, sigue siendo un lugar donde el pasado parece resistirse a morir. No es extraño que un edificio con más de tres siglos de vida acumule leyendas: cada generación añade su capa de misterio, y lo que empezó siendo rumor acaba tomando forma de tradición oral.
Las historias del niño y la dama blanca son distintas en tono —una tierna, la otra melancólica—, pero comparten algo esencial: ambas hablan de presencias que no pueden desprenderse del amor. Amor a un hogar, a un tiempo perdido, a una ciudad que las recuerda. En ese sentido, más allá del miedo o la superstición, las leyendas paranormales del Palacio San Telmo son también un homenaje a la memoria.
El visitante que pasea hoy por el palacio o por los jardines contiguos probablemente no vea fantasmas, pero quizás perciba algo más sutil: la sensación de estar pisando un lugar donde el tiempo se detiene por momentos, donde las voces del pasado aún encuentran eco entre las fuentes, las columnas y las flores de azahar.
Porque en Sevilla, ciudad de duendes, de cantes y de sombras que danzan, los muertos nunca se van del todo. Simplemente, cambian de forma. Y en el Palacio de San Telmo, entre los ecos de los pasos antiguos, todavía se oye cómo la historia respira.
Sevilla es una ciudad que esconde mil y una historias paranormales, si quieres seguir conociendo más de ellas, puedes visitar nuestra web y leer nuestras “noticias“.
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